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- José Omar Parodi

(Fonseca, Colombia, 1971). Catedrático de la Universidad de La Guajira Extensión Fonseca. Docente de Filosofía en la I.E. Nuestra Señora del Carmen de Hatonuevo. Se ha hecho merecedor de varios reconocimientos: Segundo puesto en declamación de Poesía, en el Primer Encuentro Departamental de Cultura. Primer puesto en poesía y cuento breve en el Segundo Encuentro Departamental de Cultura. Participación por La Guajira en el XI Récord Nacional de Poesía en el 2004. Mención de Honor en la Convocatoria Departamental de Estímulos 2009 en el área de literatura.

Mito del ocaso

Tomo mejor el camino de Sócrates:
si es un lugar oscuro qué más da
si hay otro lugar me siento a esperar
Por ahora resuelvo el debate.

Preámbulo para el silencio

Pero persisten en su causa aunque solo sean ventrílocuos que se les escucha de vez en cuando en una ecografía en un hablar consigo mismo, en un encuentro con su yo.

Habitación blanca

Solo quedó un colchón blanco en medio de la alcoba. Las paredes seguían siendo beige, como lo dispuso la señora, pero en el desenfreno de su desquicia y en la lucha que encarnaba su conciencia con ese lado oscuro que ningún hombre, por muy imbécil que parezca, pretendiera visitar, había logrado conservar el colchón por no aceptar nunca la tradición aborigen de dormir en el suelo.

Mujer muerta

El niño se había sentado precisamente en uno de los troncos que hacía poco el río había dejado varado en la orilla. No había podido ir a la escuela, el techo de la misma se caía a pedazos y los maestros temían que matara a uno de los pequeños.

Al final del día

Al final del día, como todos los de la última semana, había pensado en salir del encierro. Ciudad de México es un lugar reverberante, y allí estaba él, parado en una esquina, como un semáforo descompuesto…

La cuidad de la furia

Quería comerme a esta urbe para recordarla tal cual es, para poder contársela a mis hijos cuando narrara historias del álbum de fotografías del primer viaje a la Ciudad de la Furia.

Ceibote

Era la única vivienda que conservaba intacta la arquitectura del siglo XIX y, por mera coincidencia, en esa estructura de adobe, cañabrava y zinc, vivía su tío Jesús.

Tinnitus

Cuando comenzó el encierro pensé que la normalidad iba a ser pan de cada día, no sé cómo definir normalidad ahora, o todo es normal o todo es anormal, no sé.