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Cuento

Fábula de silicio y silencio

En el mundo de los hombres, las voces comenzaron a apagarse. Ya no había bullicio en las plazas, ni saludos en los ascensores. Los médicos no daban la mano, los docentes no miraban a los ojos, los bancos no tenían cajeros humanos.

Del mar al infierno

Yo aún estaba con vida, y me llevaron hacia su ranchería, allí mismo, en las orillas. Cómo deseaba que amaneciera para convertirme en piedra y que así no pudieran hacerme nada. Luego, llena de terror, me di cuenta de lo que en realidad pasaba con nosotras: colgaban nuestros cráneos en las puertas de los corrales del ganado o en los árboles frutales…

Mentiras piadosas

Mis botas gastadas, mi abrigo pesado y fuera de época, mi sombrero deforme y mi bastón me daban la apariencia de una verdadera pordiosera. Mi rostro se reflejaba en los charcos del camino, otrora polvoriento, ahora fangoso.

No digas nada

Una vida que, después de ese día, no existió más. Y desafortunadamente, moriste, pequeña. No abandonaste la tierra, pero sí tu vida. Tu sonrisa nunca volvió a ser igual.

Inocencia

A los dos nos gustaba escribir. A mí me atraía la poesía y a él la narrativa. Pero siempre nos leíamos, nos corregíamos. Nuestra ciudad nos parecía chica y sin esperanzas, así que nos mudamos a la capital.

La casa donde lloran los relojes

Su taller era una casona antigua que olía a aceite de máquina, alcanfor y soledad. Los niños decían que allí moraban los relojes que habían visto morir a sus dueños. Y es que cada tic-tac en esa casa no marcaba el tiempo, sino el alma de alguien que había partido.

El mosquito singular

Era tanta su admiración por la sabiduría de ellos que pidió al mesero le permitiera colocarse el delantal y llevar el servicio a estos eruditos, así los escuchaba, los observaba y se preparaba para mejorar su escritura.

El último chamán

El recinto estalló en una gran carcajada que tardó en apaciguarse y, cuando se calmaron, volvió a estallar y así, por tres veces consecutivas dejando a la mitad del alumnado con dolor de estómago y al resto con la mandíbula dislocada…

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